Desde que el dibujante belga Hergé publicara el primer álbum de Tintín allá por 1930, este personaje fue un éxito sin precedentes y sus aventuras han sido traducidas a más de 50 idiomas.

Viñeta a viñeta, el intrépido reportero nos llevaba por todo el mundo a través de montañas, selvas y desiertos cuando muy poca gente podía permitirse el lujo de viajar fuera de su país.

Siempre acompañado por su inseparable perro Milú y sus amigos el capitán Haddock, el profesor Tornasol, los detectives Hernández y Fernández o Bianca Castafiore (el personaje femenino con más relevancia del universo de Tintín), cada historia estaba perfectamente ambientada para transportarnos al lugar donde transcurría la acción.

Por eso durante nuestra ruta por el Valle del Loira (Francia) nos encantó descubrir el origen del Castillo del Molino, propiedad de un antepasado del capitán Haddock y que aparece en casi todas las aventuras de Tintín a partir de «El secreto del unicornio«.

El aspecto exterior del Castillo del Molino o Moulinsart en la versión original, se ve por primera vez al final de «El tesoro de Rackham el Rojo«, que es la continuación de la historia que comienza con un barco en «El secreto del Unicornio«.

Al verlo, la pregunta es inevitable: ¿Existe Moulinsart o simplemente es otra localización inventada por Hergé?

Digamos que sí y no.

Resulta que el castillo de Moulinsart está claramente inspirado en el de Cheverny, que fue construido en el Valle del Loira francés en el siglo XVI.

Sin embargo, Hergé redujo su tamaño suprimiendo las dos alas laterales y además cambió la localización trasladándolo a Bélgica.

Hay varias hipótesis sobre la elección del nombre de Moulinsart. La más probable apunta al hecho de que un familiar de Alice Devos, su primera colaboradora, se había mudado al pueblo de Sart-Moulins, en el Brabante valón, y éso le sirvió de inspiración.

Desde entonces el «Castillo del Molino» es conocido en todo el mundo y visitar Cheverny es casi como entrar en un cómic de Tintín.

Dicho esto, resulta de lo más natural que el castillo de Cheverny albergue una exposición permanente dedicada a Tintín y titulada Los Secretos de Moulinsart, que solo es accesible para los visitantes del castillo.

Antes de pasar a una sala de proyecciones, las figuras de Tintín y Milú nos dan la bienvenida y nos invitan a asomarnos a la cripta donde el reportero encuentra el tesoro de Rackham el Rojo o pasar por el laboratorio del profesor Tornasol.

A lo largo de nueve salas nos vemos inmersos en las aventuras de Tintín y sus amigos, ya que se recrean estancias aparecidas en El secreto del unicornio, El asunto Tornasol y Las joyas de la Castafiore.

Además puedes descubrir una primicia nunca vista: la habitación que el famoso reportero ocupaba en el Castillo de Moulinsart con algunos de sus trajes colgados del armario.

Seas o no fan de Tintín, la exposición se hace corta y te transporta al universo creado por Hergé desde el minuto cero, así que no te la pierdas.