Se cree que el apelativo «Bañales» hace referencia a las termas, construidas a finales del siglo I a.C., y a su importante sistema hidráulico. Sin embargo, antes de que los romanos llegaran, en este mismo lugar ya había un poblado, seguramente de origen vascónico.
Ese asentamiento prerromano data del siglo III a.C. y estuvo ocupado hasta el siglo IX d.C. Se conoce como «El Pueyo» y sus restos dominan todo el valle desde lo más alto de un cerro de 567 metros.
Por otra parte, la ciudad romana de Los Bañales prosperó entre los siglos II a.C. y III d.C., y aunque no fue tan grande como Bilbilis, llegó a ocupar más de veinte hectáreas.
Hoy en día podemos distinguir el barrio norte con sus aceras y dos enormes columnas, el lugar donde estuvo el foro, el barrio de los artesanos, la necrópolis o las termas, que tenían calefacción e incluso contaban con piscina (natatio) y sauna (sudatio).
También hay restos de una exedra (sala de reuniones con asientos) y de varios recintos de culto donde se honraría a los dioses y en los que se leen inscripciones que fueron talladas en la roca.
El conjunto de edificios que se ve frente al cerro de El Pueyo corresponden a la ermita de Nuestra Señora de Los Bañales. El santuario actual está muy deteriorado y data de 1740, aunque ya había una ermita anterior.
A partir de aquí nosotros optamos por coger el coche para continuar el recorrido, ya que el acueducto está algo alejado del resto de las ruinas (a 900 metros del parking) y haga frío o calor es una parada totalmente imprescindible.
Se calcula que la parte elevada del acueducto, que se extiende desde el Puy Foradado, contaba con setenta pilares de sillares de piedra arenisca. Se han conservado más de treinta, que no está nada mal, y además se han recuperado tramos de specus (canales en forma de «U» tallados en la roca) por los que circulaba el agua hacia la ciudad.
Un poco más adelante (otros 900 metros) siguiendo la señal correspondiente está el dique de la presa romana, que al contrario de la que visitamos en Almonacid de la Cuba, quedó colmatada y ya no funciona como tal.
Como verás, actualmente esta presa hace las veces de ribazo, es decir, separa dos parcelas que están a distinta altura. Desde el caminito se aprecia perfectamente el arco de piedras que forman el dique, así que no hay ninguna necesidad de pisar los cultivos.
He de reconocer que, aunque habíamos oído hablar de Los Bañales, esta es la primera vez que visitábamos el yacimiento y nos sorprendió positivamente, así que aquí tienes algunas recomendaciones.
Lo que más destacaría son los pilares del acueducto, donde encontramos buena sombra e información sobre su construcción y funcionamiento. Aunque, en general, fue una visita muy interesante para toda la familia y espero que a ti también te lo parezca.