El Géiser de Pozuelo de Aragón

En Aragón hay muchos lugares sorprendentes, ya sea por su historia, por su belleza natural o simplemente porque son únicos en su especie.

En este caso te invito a descubrir el géiser de Pozuelo de Aragón (Zaragoza). Sí, sí, has leído bien, hay un géiser aquí al ladito y además está catalogado como Lugar de Interés Geológico por sus características hidrogeológicas.

¿Te animas a conocerlo?

Este singular géiser se encuentra en la comarca del Campo de Borja, concretamente en la pequeña localidad de Pozuelo de Aragón, a unos 50 km del centro de Zaragoza.

Para llegar desde la capital hay que tomar la A-68 y seguir hacia Pedrola. Luego debes dejar la A-68 y continuar un cuarto de hora por la CV-620 en dirección a Pozuelo.

Una vez en el pueblo, toma la carretera de Fuendejalón y avanza unos 500 metros, hasta el punto donde se cruza con una pista de tierra. Sólo tienes que seguirla hacia la izquierda y habrás llegado a tu destino.

En términos geológicos, un géiser es una fuente termal intermitente. Es decir, un surtidor que expulsa periódicamente columnas de agua caliente y vapor de aire.

Seguro que te estás imaginando un agujero en la tierra y un enorme chorro saliendo de repente, como esos impresionantes géiseres de Yellowstone que aparecen en los documentales de la 2.

Pero el de Pozuelo de Aragón tiene algo que lo hace único, y ahora vas a descubrir qué es.

El géiser está en el paraje de Las Heras, junto al Barranco de Huechaseca, un cauce que baja desde Fuendejalón hacia el valle del Ebro. Sus aguas salinizadas manan a 28ºC, por lo que se le considera un manantial termal, y el chorro supera los 2 metros de altura.

Peeeero resulta que en realidad no es un géiser auténtico, sino un pozo artesiano que comunica con un acuífero. Y no ha dejado de arrojar agua con mayor o menor caudal desde hace más de cuarenta años.

La razón es que entre la década de los 70 y 80 del pasado siglo se realizaron unos sondeos en la zona para buscar agua… y es evidente que la encontraron.

Además, alrededor de la surgencia se ha ido formando un cono que recuerda a un pequeño volcán y tiene un llamativo color rojizo. Esta tonalidad se debe a la corrosión del tubo de hierro que quedó en el pozo tras realizar la prospección.

Y el caso es que, aunque no sea un géiser cien por cien natural, merece la pena acercarse a Pozuelo de Aragón para verlo.