
Otra vez estamos en enero.
El tiempo pasa volando y a veces llegas a diciembre con la sensación de haber dormido una siesta de medio año. Entonces te das cuenta de que ya no quedan días y te preguntas porqué no has estrenado todavía las zapatillas de correr y dónde han quedado tus buenos propósitos viajeros.
Así que, para que la inspiración y los planes no falten este 2023, te invito a unirte a mi reto viajero. Mes a mes, este post irá creciendo como si fuera un pequeño cuaderno de bitácora y la única condición para compartirlo contigo es que lo disfrutes a tu manera.
Puedes seguirlo en orden o dejarte llevar, tú decides, pero es posible que cada desafío te lleve a lugares que nunca habías imaginado. ¿Te apuntas a la aventura?
1) Cruzar un puente de un solo ojo
ENERO: Ponte dei Pugni (Venecia)
Este no es el puente más famoso ni el más bonito de Venecia pero tiene una curiosa historia.
Se llama Puente de los Puños, cruza el rio de San Barnaba muy cerquita de la iglesia del mismo nombre y a lo largo del siglo XVII fue el escenario de violentas peleas entre bandas rivales. Por aquel entonces no tenía parapeto, así que los perdedores terminaban cayendo al agua del canal. Todo esto con una multitud exaltada que jaleaba desde ambas orillas.

Por suerte, esa sangrienta tradición, que también ocurría en otros puentes de la ciudad, pasó a la historia aunque no al olvido, pues unas huellas recuerdan el lugar exacto donde se colocaban los oponentes.
Además, tanto el Ponte dei Pugni como la chiesa di San Barnaba aparecen en la película «Indiana Jones y la última cruzada» (1989) y mola un montón encontrar las diferencias mientras sigues los pasos de Indi por Venecia. 😉
2) Descubrir un lugar nuevo cerca de casa
FEBRERO: La Almolda (Zaragoza)
La Almolda es un pueblo de la comarca de Los Monegros que está situado a 75 kilómetros de Zaragoza. Nosotros lo visitamos con motivo de su Certamen de Jota Aragonesa y descubrimos que tiene un interesante patrimonio arquitectónico.
Los soportales de la Plaza del Mercado, las numerosas casas solariegas, los balcones cerrados con forja, sus capillas e iglesias… Aunque lo que más nos sorprendió fue encontrar murales repartidos por el pueblo.

Además del que aparece en la imagen superior, nos gustó mucho el del área de juego del Parque San Antonio. Pero el que triunfó entre l@s peques fue el dedicado a Bob Esponja y sus amigos, que está junto al Centro Social.
Nos faltó tiempo para subir hasta la ermita de Santa Quiteria y ver el botijo típico de La Almolda, pero otra vez será.